Narrativas complejas y el papel de la audiencia

 Quisiera complementar el trabajo llevado a cabo en este diario, en el que expreso el trabajo que estoy haciendo en conjunto con unas estupendas compañeras, con una serie de reflexiones acerca de lo que es una narrativa digital en el mundo contemporáneo. Como creadora de material audiovisual para mis alumnos, y para los alumnos de estos (trabajando como estoy en el grado de Educación Primaria y en el de Infantil de la VIU), la narración digital supone un recurso importantísimo y muy socorrido para presentar material docente a través del storytelling, que sea agradable y apropiado para los más pequeños.

Siendo consciente de eso, me interesa sobremanera saber más acerca de cómo afinar y purificar mi técnica a la hora de crear narraciones audiovisuales. Pero para ello tomaré como referente a Longhi, Lovato y a Gifreu en su obra Narrativas Complexas (2020) cuando afirman:

La mayor parte de la complejidad narrativa en un medio computacional no deriva de la utilización de texto, imágenes, audio y video digitales. Técnicamente hablando esto es verdad. Sin embargo, la mayor parte de la complejidad surge al mezclar y trabajar con las tradiciones tanto de la literatura y del periodismo, como de la fotografía, el diseño gráfico, la música, la radio, la televisión y el cine para construir una narrativa. A un creador convencional le puede llevar muchos años para poder ejercer control sobre su expresión en un solo medio. (p. 12).

 


 Estos autores señalan que en esta nueva perspectiva transmedia se le otorga un poder antes nunca experimentado por el receptor: el poder de la elección. Cuando, en tiempos pasados, un abuelo le narraba una historia a su nieto, este recibía el mensaje tal cual era presentado, por eso, en base a las repeticiones del mismo discurso una y otra vez, se creaban fábulas y leyendas idiosincráticas que en su manera reflejaban valores y normas sociales. Al leer un libro, el lector era libre de imaginar las situaciones narradas en base a la traslación de las palabras en imágenes y secuencias en su imaginación, mas no tenía la opción de ir más allá del relato expresado en la página. En el cine, la audiencia aceptaba de forma tácita (dejando a un lado que lo que veía en la pantalla le gustara o no) la secuencia entera cinematográfica del relato que se le presentaba y por el que había pagado. En las narrativas digitales actuales las cosas no son así: el receptor tiene el poder de ir hacia donde elija ir a través de un click o un cambio de programa en el caso de estar viendo algún material ofrecido a través de streaming como sería Netflix. Citando de nuevo a Longhi, Lovato y Gifreu, "las narrativas con hipervinculación regresan al receptor al presente para preguntarle qué es lo que sigue en la computadora situada frente a él/ella" (p. 13).

En la narrativa social y cultural del siglo XXI se tiene en cuenta a la audiencia y sus opiniones (en general, de forma cuantitativa), a la hora de presentar el material que más se ajuste al gusto general a la hora de seguir un relato inacabado del que están disfrutando. Podemos incluso citar ejemplos de películas como Late Shift (2021 y ahora mismo en cines), cuya particularidad se basa en que la audiencia puede votar sobre qué desea que el protagonista haga a través de una APP momento a momento. Algo similar se intentó con una película surgida de la idea de Black Mirror, Bandersnatch (2018), y es de esperar que, con la inmediatez de las nuevas tecnologías y sus muchas posibilidades, esta opción de "vivir" según tus libres elecciones lo que sucede en las películas va a ser una tendencia creciente. 


En relación al teatro, tuve el privilegio hace ya unos años de ver una representación de El sopar: un trabajo de improvisación pura, en el que solamente hay un factor establecido y es que la acción sucede durante una cena. Todo lo demás es decidido por la audiencia hasta el último detalle. En la web Teatroateatro.com, se presenta a esta obra como sigue:

El sopar es una obra que no existe: no hay texto, no hay argumento, no hay personajes, sólo la situación: una cena en una casa particular. Los cinco actores no saben qué van a hacer cada noche, todo depende de ti.

El público es el encargado de repartir a cada intérprete su rol, dentro de un sobre. Cada intérprete se retirará con una parte del público a un lugar diferente del teatro. Contestando a las preguntas de los actores, los espectadores les proporcionarán las bases que les permitirán actuar: características de los personajes, relaciones entre ellos, secretos, historias pasadas, aspiraciones… los actores ignoran lo que el resto del público ha comentado con el resto de personajes. Cada grupo de público sólo conoce las razones ocultas de "su" personaje e ignora lo de los otros. Una función diferente cada noche en la que tú tienes mucho que decidir. ¡La carcajada está asegurada! 

En la misma web se presenta actualmente una obra similar, Juicio al extranjero, siendo este el protagonista de la obra de Camus, en la que el público decide el veredicto final tras asumir diferentes roles otorgados por la compañía. La descripción reza:

Se trata de una obra participativa en la que el público podrá colaborar de manera activa para decidir el futuro que le espera al señor Mersol, el inculpado.

En la propuesta de Santacana, los asistentes son guiados, a través del equipo de la compañía, para ir construyendo la pieza judicial. Además, el propio espacio teatral se convertirá en una sala de vistas gracias a la labor del escenógrafo e iluminador Alessandro Arcangeli. Para ello, los roles propuestos en la sala de teatro, convertida en una sala de vistas, serán los propios de un escenario legislativo: juez, fiscal, defensa, testigos, jurado popular y la figura del acusado del crimen.

De todo ello se deduce que la tendencia a la libre elección por parte de la audiencia, fomentada por las últimas obras de narrativa audiovisual presentadas mediante medios tecnológicos y su interactividad, están intentando permearse hacia otros ámbitos que ya recogen un amplio recorrido tradicional. La voz de la audiencia ha llegado para quedarse, con todos los retos que eso supone para el creador de contenidos. Y uno de esos campos en los que hay cada vez más demanda de contenido, justamente por su capacidad de narración interactiva y posibilidad de libertad de acción y movimientos, es la realidad aumentada (AR). Citando de nuevo a Longhi, Lovato y Gifreu:

Con AR, el mundo que percibimos a través de nuestros sentidos se ve complementado y expandido gracias a la capa de información digital que adicionan los dispositivos (Lovato, 2017). La realidad aumentada permite que todo tipo de información digital (videos, fotos, enlaces, juegos, etc.) se muestre sobre elementos del mundo real vistos a través de la lente de un dispositivo móvil o portátil (Peddie, 2017). (p. 60).

Tal vez la comunicación narrativa en nuestro mundo futuro suponga, en efecto, la creación de un espacio ficticio de libre elección en el que lo que no es posible en esta realidad, lo sea en aquella: de ahí mi gran interés en experimentar a fondo con espacios virtuales que ofrecen esas posibilidades como Second Life. ¿Nos espera tal vez un futuro como el de Ready Player One (2018)? ¿Perderá la vida real su interés, con todas sus limitaciones, en pos de estas narrativas mucho más fantásticas? Sólo el tiempo y las posibilidades económicas de tener en nuestro poder esta clase de tecnología podrá decirlo. 

REFERENCIAS:

LongHi, R.; Lovato, A.; Gifreu, A (Orgs.). (2929). Narrativas complexas. Aveiro: Ria Editorial. 

Teatro a Teatro. (s.f.). El sopar. https://www.teatroateatro.com/el-sopar/

Teatro a Teatro. (23/04/21). Juicio al extranjero: el público simula un proceso judicial. https://www.teatroateatro.com/juicio-al-extranjero-el-publico-simula-un-proceso-judicial/


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